El anuncio del Corredor Biocultural Gran Selva Maya, más que ser una buena noticia, enciende las alarmas: detrás de un discurso de conservación y desarrollo se impulsa la expansión de los megaproyectos extractivistas que amenazan la selva, los pueblos originarios y comunidades locales, y los sistemas reproductores de vida en el sureste de México y Centroamérica.
El 15 de agosto de 2025, México, Belice y Guatemala firmaron un memorándum para crear el Corredor Biocultural de la Gran Selva Maya, que abarcará 11 Áreas Naturales Protegidas (ANP) en Belice, 27 en Guatemala y 12 en México1. El acto se realizó en el Hotel Mundo Maya, construido de forma ilegal por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la Reserva de la Biósfera de Calakmul.
México anunció que la superficie del Corredor en su territorio sería de 2.4 millones de hectáreas; sin embargo, omitió aclarar que el 82% de esa superficie ya es parte de una ANP. Un mapa presentado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) muestra que lo mismo ocurre en Belice y Guatemala.
El anuncio, lejos de consolidar una apuesta seria de conservación, se perfila como una estrategia política para promover y legitimar megaproyectos ya en marcha. No es casual que, al mismo tiempo, el propio gobierno federal anunciara la expansión del Tren Maya hacia Belice, del Tren Interoceánico hacia Guatemala y la ampliación del programa Sembrando Vida a toda la región. Desde inicios de 2024 el gobierno federal manifestó el interés de conectar ambos trenes con los países vecinos, y hoy la propuesta del Corredor Biocultural confirma ese propósito.
Los megaproyectos en el sur sureste de México
La infraestructura del Tren Maya, el Corredor Multimodal Transístmico y los gasoductos Puerta del Sureste y Mayakán, posicionan a la región como una nueva zona para la expansión del capital transnacional y acumulación de riqueza de las élites. El funcionamiento de esta infraestructura de transporte y energética está articulada con nuevas obras como aeropuertos, puertos marítimos, parques industriales, plantas energéticas y desarrollos turísticos.
Destacamos algunos impactos, actuales y futuros, de estos megaproyectos:
- Tren Maya Más allá de un proyecto de transporte de pasajeros y de carga apuntala la reconfiguración de los territorios al servicio de las industrias, en una región donde habita un tercio de los pueblos originarios de México y donde se encuentran ecosistemas y bienes naturales únicos. Su construcción provocó violaciones graves a los derechos humanos y daños irreversibles a la naturaleza. El Tribunal Internacional de la Naturaleza lo sentenció en el 2023 como proyecto etnocida y ecocida. Según proyecciones, el Tren Maya provocará a 2050 un cambio significativo en el uso de suelo: un aumento en áreas agrícolas (64%), ganaderas (37%) y de asentamientos humanos (24%).2
- Tren Interoceánico En el Istmo de Tehuantepec, el tren se impone con despojo de tierras, militarización y represión contra personas defensoras del territorio. El gobierno prevé la llegada de hasta 3 millones de nuevos habitantes asociados a los desarrollos industriales del megaproyecto, lo que implica un cambio radical en el paisaje, los usos del suelo, los modos de vida tradicionales y la disponibilidad de agua.
- Puerta del Sureste y Mayakán México genera más del 60% de su electricidad con gas fósil y el 90% de este gas proviene de Estados Unidos. Estos gasoductos recrudecerán la dependencia energética con el país del norte. Puerta del Sureste cruza aproximadamente 715 kilómetros frente a las costas de Veracruz, donde atraviesa zonas marinas que albergan tres sistemas de arrecifes protegidos y que sustentan manglares, pastos marinos, corales y numerosas especies3. La ampliación de Mayakán, duplicará el suministro de gas para alimentar nuevas termoeléctricas de la CFE y, aunque se justifica como solución a los apagones en la Península, en realidad abre la puerta a más turismo masivo e industrias que antes no era viable que operaran.
Asimismo, en la Península se ha impulsado una ocupación militar sin precedentes, tanto por la ocupación del territorio a cargo de la Sedena y la Guardia Nacional, como por su notable participación en empresas paraestatales que superan por mucho las funciones que la ley ordena a las fuerzas armadas.
Sembrando Vida
El programa Sembrando Vida ha sido clave para viabilizar el Tren Maya y el Transístmico. Se trata de un subsidio individualizado, focalizado y condicionado para comprar voluntades en comunidades locales, justamente en los territorios donde avanzaron los trazos de la infraestructura férrea. El programa ha debilitado formas tradicionales de organización comunitaria, fomentando la dependencia y desarticulando las prácticas colectivas históricas.
Lejos de resolver la deforestación y marginación que justificaron su creación, el programa ha provocado la deforestación de más de 72,830 hectáreas y pérdida de cobertura forestal4. Además, ha promovido la implementación de técnicas que desplazan sistemas de manejo ancestrales como la Milpa Maya.
Áreas Naturales Protegidas
En 2025 las 232 ANP del país recibieron el presupuesto más bajo desde 2006. Aunque el número de hectáreas bajo alguna figura de protección ha crecido y el gobierno afirma priorizar el cuidado ambiental, en la práctica sólo se destina el 0.1% del Producto Interno Bruto (PIB) a la protección de estas áreas. A la Semarnat se le asigna apenas el 3.6% de los recursos para adaptación y mitigación del cambio climático, mientras que el 75% de estos recursos se ha canalizado a programas y megaproyectos como Sembrando Vida, los trenes de pasajeros –incluido el Tren Maya– y el transporte de gas fósil5.
A ello se suma un patrón de violaciones sistemáticas a la normativa vigente (decretos de creación y programas de manejo) que regula las actividades humanas dentro de las ANP, con el fin de imponer megaproyectos impulsados por el gobierno federal. En algunos casos, incluso se ha modificado la normativa para facilitar la destrucción ambiental y el despojo territorial. Ejemplos claros son el propio Tren Maya; el proyecto Puerta al Mar, que atraviesa la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an en incumplimiento de su normativa; o la construcción de un hotel militar en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera de Calakmul.
“Desarrollo” de los pueblos indígenas y comunidades locales
El anuncio oficial fue acompañado de una promesa: “conservar la naturaleza y desarrollar a los pueblos originarios”. Sin embargo, este discurso encubre despojo y violaciones a los derechos de los pueblos. Las actividades extractivas e infraestructuras comparten una característica fundamental: colocan por encima de todo la prioridad económica, especialmente la generación de riqueza a corto plazo para los grupos de poder, subordinando los proyectos de vida de los pueblos y comunidades. La bandera del “desarrollo” ha demostrado que suele ser el rostro amable de proyectos que terminan violando derechos, arrasando territorios y transformando culturas sin el consentimiento de quienes habitan y cuidan esas tierras.
El respeto a la autonomía y a la libre determinación de los pueblos originarios no puede ser subordinado a lo que el Estado considere “desarrollo”. Son los pueblos quienes tienen el derecho de decidir cómo desean relacionarse con su territorio y qué proyectos garantizan la continuidad de su vida colectiva.
El anuncio gubernamental plantea la antesala a la consolidación de un modelo que reconfigura territorios enteros en función del capital transnacional, la militarización y la infraestructura energética y turística. Por esto, las organizaciones firmantes, advertimos que:
- El Corredor Biocultural Gran Selva Maya no representa una política real de conservación, sino un mecanismo para legitimar la expansión de megaproyectos.
- Estos megaproyectos ya han generado despojo de tierras, criminalización de la defensa del territorio, violaciones a los derechos humanos y daños irreversibles a ecosistemas clave; su expansión a Centroamérica ampliará y profundizará estos impactos.
- La conservación efectiva de la naturaleza mediante el establecimiento de Áreas Naturales Protegidas requiere invariablemente de:
- Un presupuesto suficiente destinado a las ANP y un fortalecimiento institucional a la Conanp.
- El reconocimiento efectivo de los pueblos indígenas y comunidades locales en la gobernanza y formas de conservación de estas áreas.
- La cancelación de proyectos ilegales dentro de las ANP (e.g. Puerta al Mar) y la garantía del cumplimiento de los Programas de Manejo y Conservación de las mismas.
- Los recursos para Cambio Climático del Presupuesto de la Federación deben dirigirse a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la resiliencia de los territorios, no a financiar megaproyectos que profundizan la crisis socioambiental.
- https://www.gob.mx/presidencia/prensa/en-un-acuerdo-historico-mexico-guatemala-y-belice-crean-el-corredor-biocultural-de-la-gran-selva-maya-el-mas-grande-del-mundo-en-su-tipo ↩︎
- https://animalpolitico.com/estados/tren-maya-peninsula-yucatan-efectos-cambio-climatico ↩︎
- https://animalpolitico.com/analisis/organizaciones/huele-a-gas/puerta-al-sureste-gasoducto-ecosistema-derech ↩︎
- https://www.iis.unam.mx/blog/deforestacion-y-debilitamiento-de-la-organizacion-comunitaria-consecuencias-de-sembrando-vida/?utm_source=chatgpt.com ↩︎
- https://nossamexico.com/cuidar-lo-que-importa-el-presupuesto-para-el-cuidado-del-ambiente-y-las-areas-naturales-protegidas-en-el-ppef-2025/ ↩︎
